JudicialesLo ÚltimoNacionales

“Una máquina de plantar pruebas truchas”: la increíble historia del falso perito Marcos Herrero, que fue clave en el crimen de Marito Salto

Este martes el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca condenó a 7 años de prisión al supuesto adiestrador de perros Marcos Herrero por plantar pruebas truchas para incriminar a policías bonaerenses en la desaparición y muerte del joven Facundo Astudillo Castro, ocurrida en 2020 en la localidad bonaerense de Mayor Buratovich, en plena cuarentena por la pandemia de coronavirus.

Pero esta no fue la única condena que recibió el falso perito a lo largo de su vida. “Herrero ya había tenido una condena en Mendoza por esto mismo, por plantar pruebas. Lo que ha hecho este hombre es increíble”, señaló el periodista Germán Sasso, autor del libro de investigación El coleccionista de huesos, en donde repasa cada una de las actuaciones del denominado “peritrucho”en distintas causas judiciales.

“Es muy lineal todo lo que ha hecho Herrero, muy terrible y siniestro. Si lo ves como una serie de Netflix, pareciera algo simpático, tragicómico, de entretenimiento”, remarcó el director del portal bahiense La Brújula 24. 

Herrero es un expolicía de la provincia Río Negro que se dedicó a la investigación privada. “Iba con sus perros a los casos más complejos, que no tenían una respuesta rápida de la Justicia, y ese era el ámbito propicio de este hombre para decir ‘yo lo esclarezco’. En realidad no esclarecía nada, embarraba todo y plantaba pruebas truchas para acusar a personas inocentes. Participó y desvió veinte causas a lo largo y ancho de Argentina”, recapituló Sasso en Escuchá Página/12.

En su casa de Viedma, en la provincia de Río Negro, Herrero tenía un esqueleto. Y cada vez que era convocado para un caso, agarraba una mochila, cargaba un hueso y lo plantaba en el lugar de los hechos. “Sus dos últimas actuaciones fueron muy burdas. Tomó una cabeza humana, un cráneo, lo partió a la mitad, y plantó la parte de la mandíbula en un caso del sur, de una mujer desaparecida llamada Marcela López, y allí involucró a los Kirchner y a gente cercana a los Kirchner“, recordó el periodista bahiense.

Herrero siempre buscaba famosos y políticos. Iba a Mendoza e involucraba a Vila, Manzano y Cornejo. En Bahía Blanca involucró a Kicillof. En este caso, el de Astudillo Castro, no plantó huesos de su propia colección pero sí identificó unos huesos que dijo que eran de Facundo, pero resultaron ser de vaca. O encontró un amuleto, y después otro y después otro. A lo largo de su vida fue una máquina de plantar pruebas truchas en distintas causas”, sostuvo.

La “especialidad” de Herrero eran las causas relacionadas con desapariciones y crímenes no esclarecidos. Ese era el ámbito en el que el falso perito se movía para ganarse la confianza de las familias que buscaban Justicia. “Y también de los medios y de la política. Porque hay que decirlo: siempre había alguna mano negra detrás“, aclaró Sasso.

Y agregó: “En el caso de Astudillo Castro, a nivel nacional los grandes medios porteños dejaron instalado que era un muerto de Kicillof. Y este señor, Marcos Herrero, hizo ese trabajo vaya a saber a pedido de quién. Quizás algún día hable. Había un condimento político porque un sector de la UCR de la provincia de Buenos Aires, y esto lo dejaron claro durante un zoom en la pandemia, pedía contratar a Marcos Herrero para que fuera a esclarecer la causa Astudillo Castro. Nosotros en ese momento lo denunciamos y lo desenmascaramos, pero teníamos a todos los medios porteños en contra y recibíamos insultos”.

Por estos días se cumplen cinco años de la muerte de Facundo Astudillo Castro. “Durante ese lapso, Herrero gozó de impunidad y de protección, tanto mediática como política, pero bueno, la Justicia finalmente aparece y estos personajes pagan las consecuencias”, finalizó.